Comienzan los JJOO

Tras la bacalá de inauguración del fútbol estos dos últimos días (me he hecho fan del equipo femenino de Canadá y su repaso a Argentina), hoy han hecho la ceremonia de apertura. Un espectáculo donde se han gastado las reservas de pólvora de los próximos diez años (de ahí el aumento del precio de la pólvora, notado en el aumento del paro del Levante español), y donde 204 países (Brunei al final no ha salido por indisposición de su único participante, y de Andorra no salió el suyo por reivindicaciones políticas a favor de la independencia de Sabiñánigo) participaron en un desfile donde países como Palau (que todos sabemos que ahí juega el Barça de basket) y las Granadinas (maravillosas ellas) nos han enseñado sus mejores deportistas (y jueces y algún político de turno).
Bueno, comentaban en un prestigioso medio de comunicación nacional que Yao Ming tiraría a un niño con una bengala en la boca para encender el pebetero en un alarde baloncestístico fuera de toda duda, pero al final ha sido Li Ning (primo nieto del de la Revolución Rusa, de ahí el enchufe) quien ha ido corriendo hacia el pebetero por el techo del estadio.
También nos hemos enterado que alguna de las participantes no es tan esbelta, y ese espíritu que todos vemos en las delegaciones suecas, noruegas y demás no es compartido por las participantas (uy, o miembras en general) de otros países donde la voluptuosidad se ve que te lleva a ser abanderado del país (será porque en las peleas no hay quien discuta con ellas).
Bueno, bromas aparte, una ceremonia donde España no ha dejado que desear, retrasando el desfile unos 20 minutos, robándole la guitarra a la banda de música que andaba por allí (Felipe Reyes nos comentan que se duda de su participación por estos hechos) y rompiendo en general todas las normas del protocolo establecido por la organización (que quede bien claro que estamos a favor de los protocolos, sobre todo de que lo cumplan los demás).
Y nada, que Nostrapacus ha profetizado 20 medallas para el deporte español, destacando la de oro de Iker (no me acuerdo del apellido) en 49er en vela (pobre Iker, ya se quedó sin medalla), así que nos conformaremos como siempre con diez o quince medallas, con las ilusiones que teníamos.

Mañana, a madrugar a ver a Samuel Sánchez, que por ser asturiano ya merece una medalla, ¡hombre!